EL CUIDADO DE LAS RELACIONES INTERPERSONALES EN EL TRABAJO

La mayoría de los trabajos (especialmente en una sociedad tan compleja e interdependiente como la nuestra) implica un sutil juego de interrelaciones cooperativas y competitivas. Una buena conducción implica regular esas relaciones para lograr que cada individuo aporte lo mejor de sí mismo. Si la gente trabaja con objetivos opuestos, si se saltan los niveles de autoridad, si la comunicación se derrumba para convertirse en rumores o en silencio, es señal de que, en algún punto, está fallando el pensamiento constructivo y la inteligencia emocional.

La persona que piensa en forma constructiva, no rotula a la gente como buena o mala, sino que trata de determinar cómo utilizar la capacidad de cada individuo de la manera más efectiva posible, y procura que todos se sientan bien consigo mismos y con quienes tienen que interactuar. La persona que piensa en forma constructiva se preocupa por reforzar la autoestima de la gente a su cargo en lugar de destruirla con humillaciones y falta de respeto. Cuando alguien no trabaja bien, se debiera llamarle la atención con el objetivo de mejorar su desempeño, no de minimizar su persona.

Imagínese un supervisor que tiene una actitud negativa hacia sí mismo y hacia los demás. Es una persona insatisfecha, fácilmente irritable, de modo que nadie se le acercará para pedirle consejo o ayuda. Por el contrario, todo el mundo lo evitará. En lugar de crear una atmósfera que haga sentir bien a la gente consigo misma, con los demás y con su trabajo, siempre busca a alguien a quien culpar cuando las cosas salen mal. En consecuencia, el estrés será elevado, la motivación reducida, el ausentismo y los accidentes altos, y la productividad baja. Por más inteligente que sea ese supervisor, por más diplomas en administración de empresas que tenga, y por más que domine todos los aspectos técnicos de su tarea, será más una carga que una ayuda para su empresa. Y su estilo de conducción será una carga para él mismo, ya que generará niveles de estrés que podrán llegar a tener efectos desastrosos sobre su bienestar físico y mental. No cabe duda de que la forma de pensar de esa persona es en verdad destructiva.